Archive for the ‘fake’ Category
Falso como un pueblo afgano
La semana pasada The New York Times publicó un artículo sobre Counterinsurgency 101, el falso pueblo afghano construido por el ejercito norteamericano en el campo de entrenamiento de Fort Polk, en Lousiana. En este curioso lugar, las tropas se entrenan patrullando por decorados construidos por escenógrafos profesionales y luchando contra actores disfrazados de insurgentes.
Al margen de los propios soldados, en cada programa de entrenamiento intervienen más de 2.000 personas. Guionistas, expertos en logística, pirotécnicos y actores, contratados entre los civiles desempleados de la zona y entre la comunidad de inmigrantes afganos, forman el staff de Counterinsurgency 101. De hecho, muchos de los falsos afganos, son en realidad auténticos afganos.
Pese a lo curioso de sus instalaciones, Counterinsurgency 101 no es el primer campo de entrenamiento de este tipo. Hace algún tiempo, los fotógrafos Olivier Chanarin y Adam Broomber retrataron en un libro las tristes calles Chicago, un falso pueblo palestino construido por las autoridades israelíes en el desierto del Néguev. También el ejército británico tienen su propio pueblo afgano, equipado con un interesante mercado local repleto de frutas de plástico y cuya construcción costó más de 14 millones de libras.
Ogilvy y la Responsabilidad Social Corporativa
“Los ideales de belleza cambian. Los medios de comunicación, las empresas de cosmética y la industria de la moda dictan unas medidas del cuerpo que son incompatibles con una alimentación saludable. Los trastornos alimenticios como la anorexia o la bulimia se han convertido en una tendencia. Ayúdanos a la prevención y la educación”
Contemporary Beauty Ideal se enmarca dentro de la política de Responsabilidad Social Corporativa de la agencia. Ogilvy realiza desde hace tiempo campañas «pro bono» para organizaciones como WWF, Cruz Roja o Greenpeace. Según señalan en su web, desde su punto de vista estas campañas son una contribución mucho más valiosa y eficaz que cualquier donación en efectivo. Hasta aquí todo resulta tan politicamente correcto como aburrido.
La cosa se vuelve mucho más amena cuando, revisando los trabajos que aparecen en su web, recuperamos campañas tan memorables como Fashion Show, realizada por Ogilvy & Mather Argentina para Sprite. En ella, un bizarro: «They’re all hot from afar» ( «De lejos todas estan buenas») sirve de lema a una escena no demasiado sensible hacía los trastornos alimenticios, pero al menos, divertida y sincera.
Vía Advertolog.
Super Hero
Seguimos con las miserias y grandezas de mi querido Photoshop. Vía Escalopín, descubro el trabajo de Agan Harahap (aka Toyib) fotógrafo indonesio, autor de Super Hero, una serie de imágenes que nos muestra a nuestros superhéroes favoritos ligeramente descontextualizados.


Photoshop Disasters
En plena polémica sobre el uso y abuso de Photoshop, resulta recomendable echar un vistazo a Photoshop Disasters, el blog que puso en circulación el escalofriante anuncio de Ralph Laurent que muestra a la modelo Filippa Hamilton retocada con las proporciones de una Bratz.
Los archivos de Photoshop Disasters están repletos de figuras con tres brazos, modelos sin ombligo y aberraciones similares. Imágenes que, independientemente de posicionamientos éticos en torno a la necesidad o no de regular el retoque de imágenes, evidencian que alguien debería explicar como usar el maldito tampón de clonar…
Lo leí en Estética y Dirección de Arte.
El Aprendiz
Vivimos en el capitalismo de ficción. Un sistema que frente al capitalismo clásico, obsesionado con la producción y al capitalismo de consumo, no aspira a la producción de bienes y mercancías sino a seducirnos a través de la producción de ficciones, la construcción de intangibles y la simulación.
Sin duda, en tan alta aspiración, pocos sectores muestran tanto entusiasmo como la industria publicitaria, especializada en convertir nuestros deseos en calderilla. La publicidad, nueva fábrica de sueños, se reinventa cada día a través de la producción indiscriminada de realidad. Bueno, o de algo parecido.
Desde ese punto de vista, pocas iniciativas resultan tan irreprochables como El Aprendiz, nuevo reality de la Sexta. Un programa en el que Lluis Bassat pastorea un puñado de corderos disfrazados con pieles de lobo, que prometen devorarse vivos a cambio de un puesto de trabajo. Suena sórdido y lo es… Yo, puesto a elegir ficciones, casi prefiero a Belén Esteban…
El 11 de septiembre y la papiroflexia conspirativa.

Tras los atentados del 11S, proliferaron las teorías más o menos extravagantes que, al calor de las ruinas del WTC, buscaban tramas ocultas y conspiraciones que explicaran lo ocurrido.
Edward Curtis: el cazador de sombras
Edward Sheriff Curtis fue un fotógrafo y etnógrafo que durante más de 30 años se dedicó a documentar la cultura de los indios norteamericanos.
Yes, weekend?
7 Reece Mews
Francis Bacon vivió y trabajó en el 7 de Reece Mews en Londres, desde 1961 hasta su muerte en 1992. Allí se levanta un edificio de aspecto vagamente industrial, adosado en mitad de una hilera de casas semejantes a él. Es una construcción pequeña y anodina que pasa desapercibida en el paisaje londinense.
Al acceder a su interior, una empinada escalera de madera nos conduce hasta una puerta entreabierta completamente embadurnada de pintura. Tras ella, nos aguarda una habitación sumida en el desorden absoluto. Cientos de pinceles y tubos de pintura pisoteados, recortes de periódicos, fotografías arrugadas, latas, botellas vacías de vino, champán y trementina, sprays, ropa hecha jirones, un sinnúmero de rodillos esponjas y toda clase de basura, se amontonan en esta habitación imposible.

Tras la muerte de Bacon, John Edwards, su único heredero, donó todo el contenido del taller de Reece Mews a la Hugh Lane Gallery de Dublín. Durante más de tres años un equipo de 10 arqueólogos y conservadores tomó nota de la posición exacta de cada objeto, lo trasladó a Dublín y lo reconstruyó conservando cada uno de los detalles del caos original. La parte más compleja del proceso, consistió en trasladar las paredes sobre las que el pintor mezclaba la pintura directamente.
Más de 7000 objetos fueron catalogados en una base de datos especialmente diseñada para la ocasión. En ella hay clasificados 570 libros y catálogos, 1500 fotografías, 100 lienzos, 1300 hojas arrancadas de libros, 2000 restos de material y herramientas de pintura y 70 dibujos. Otras categorías incluyen fragmentos de la correspondencia del artista, revistas y períodicos viejos y algunos discos de vinilo.
Magritte, los surrealistas y la publicidad
La nueva campaña de la agencia DDB para el VW Polo BlueMotion consiste en una serie de carteles basados en la obra de René Magritte y Salvador Dalí. En concreto, reinterpretan algunos de los elementos más conocidos de obras como “El hijo del hombre” de Magritte o “La Persistencia de la Memoria” de Dalí.
Los creativos de DDB no han sido demasiado originales. De hecho, esta es la enésima incursión publicitaria en la obra de los surrealistas y muy especialmente en la de Magritte, profusamente explotada en todo tipo de anuncios. Se trata de una presencia recurrente que ha sido estudiada en profundidad en libros como «Ceci n’est pas un Magritte (Essai sur Magritte et la publicité)» de George Roque, en el que se analiza la utilización de los recursos lingüísticos de Magritte en la comunicación persuasiva.
También Marta Mensa, del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universitat Autònoma de Barcelona trató este tema en su tesis «L’altra cara de René Magritte, el Publicista”. En ella analiza la “publicidad magrittiana” a través de más de 6000 anuncios publicados en el suplemento dominical del diario El País entre los años 1995 y 2005.
La vinculación de Magritte con la publicidad es muy profunda. A pesar de que la detestaba, el propio Magritte ejerció como creativo publicitario durante toda su vida. En 1918, con apenas 20 años, creó su primer cartel, un anuncio de sopas Derbaix y continúo aceptando encargos publicitarios hasta los años sesenta. Su último trabajo lo realizó para SABENA en 1966, tan solo unos meses antes de morir. Además entre 1931 y 1936 trabajó con su hermano Paul en la agencia Studio Dongo, situada en el patio trasero de su casa.
Imagino que la predilección de los publicistas por Magritte (casi podríamos hablar de obsesión) está relacionada con la fuerte iconicidad de su obra y con su carácter narrativo. Su vocabulario formal y simbólico (como el de muchos otros surrealistas) favorece una lectura rica y polisémica, pero sencilla. Frente al carácter críptico de buena parte del arte contemporáneo, la obra de los surrealistas es fácil de interpretar.
En el caso de Magritte, además, el impacto que producen en nosotros sus cortocicuitos visuales, hacen que sus imágenes se fijen a fuego en nuestra memoria. Algo a lo que, en nuestra querida economía de la atención, ningun creativo publicitario puede resistirse.