Archive for the ‘Flylosophy’ Category
Huevos de Oro (Reloaded)
Mañana hará tres años de la caída de Lehman Brothers, una quiebra que marcó el estallido de la burbuja financiera y con ella, el final de la abundancia. Pero aquella no fue la única burbuja que estalló aquel 15 de septiembre. Mientras Wall Street se estremecía, Damien Hirst batía en Londres todos los records de cotización del mercado de arte contemporáneo. La subasta de su obra en Sotheby’s marcaba un punto de no retorno en la espiral especulativa del mercado del arte. Una burbuja mucho más modesta que la provocada por las hipotecas subprime, pero bastante más pintoresca y divertida.
Con motivo de tan aciaga coincidencia (¿?), en diciembre de 2008, escribí para Flylosophy, proyecto en el que forjé mi espíritu bloguero, un post titulado Huevos de Oro. Ahora Flylosophy descansa en paz, y con él un buen montón de textos que trataré de ir recuperando poco a poco en este blog. Por el momento, aquí os dejo estos relucientes Huevos de Oro, que para nuestra desgracia, continúan de plena actualidad.
HUEVOS DE ORO (03/12/2008)
Junto a Bowling Green Park, a pocos metros de Wall Street, se erige orgullosa la figura de un enorme toro dorado. Es The Charging Bull, una escultura de bronce de 3200 kg, que el artista Arturo Di Modica depositó en este lugar en 1989, justo cuando la crisis bursátil del 87 empezaba a parecer definitivamente superada.
The Charging Bull simbolizaba entonces los orgullosos valores del mercado. Determinación, energía, liderazgo, fuerza y… virilidad. De hecho, el toro de Wall Street presenta tal empuje hacia adelante, que sólo el contrapeso de su enorme saco escrotal, evita que estampe su hocico contra el suelo. A finales de los 80, los enormes testículos dorados de The Charging Bull se convirtieron en el centro de gravedad del capitalismo mundial.
The Charging Bull se erigió apenas un mes después de la caída del Muro de Berlín. Corrían días de optimismo y entusiasmo para las economías occidentales, en los que Gorbachev se reunía con los líderes neocon con la mancha de la vergüenza escrita en la calva y Fukuyama anunciaba al mundo el Fin de la Historia. La Guerra Fría se había ganado y solo restaba sentarse a administrar el botín.
Cada mañana, cientos de brokers camino del trabajo, echaban una mirada de reojo a este becerro de oro y, orgullosos, sentían un tibio calor en la entrepierna. Los más afortunados, desde sus limousinas negras, percibían su fugaz reflejo dorado a través de los cristales tintados. La furia de The Charging Bull era su propia furia. Su determinación era la que les llevaba a conquistar un mundo definitivamente rendido a sus pies.
Hoy no queda nada de todo aquello. The Charging Bull continúa embistiendo al mundo, pero ya nadie le toma en serio. Turistas de todo el mundo se fotografían tocándole las pelotas, confiados en que les dará buena suerte. Su mirada furiosa, ya sólo refleja brutalidad. Una estéril exhibición de fuerza descontrolada e inútil.
Tras su apariencia terrible, el becerro de testículos dorados resultó ser tan solo la gallina de los huevos de oro.
LA MALDICIÓN DE DAMIEN
El mismo día que Lehman Brothers se declaraba en quiebra, Damien Hirst batía en Sotheby´s el récord de ventas del mercado de arte contemporáneo. En los informativos de televisión de aquel día de septiembre, las imágenes de los empleados de Lehman Brothers marchándose a casa con sus trastos metidos en una caja de cartón, compartían espacio con los tanques de formol llenos de despojos de Hirst.
La subasta de Damien Hirst en Sotheby’s marcó un hito en la comercialización del arte contemporáneo. Por primera vez, se subastaba la obra reciente de un artista, 223 piezas, sin la mediación de ningún intermediario ni galerista. «Si alguien hace dinero, que sea el artista» declaró Hirst al presentar su iniciativa. Poco importa que más tarde se descubriera que su galerista había inflado la subasta. A pesar de la crisis, o quizás gracias a ella, su resultado superó todos los pronósticos y Damien Hirst se embolsó aquel día 140 millones de euros.
La obra más importante de aquel lote era The Golden Calf, un ternero charolés de 18 meses sumergido en una urna de formol colocada sobre un pedestal de mármol de Carrara. La testuz del animal estaba coronada por un disco de oro macizo de 18 kilates. Las pezuñas, los cuernos y la propia urna también eran de oro. Los medios mostraron la pieza desde todos los ángulos posibles, aunque tan pronto como terminó la subasta, la imagen del becerro fue retirada de la web de Sotheby’s, para preservar los derechos de autor de Hirst.
Quizás deslumbrados por el brillo del oro o simplemente distraídos por la puesta en escena de Hirst, los medios de comunicación apenas prestaron atención a la propia pieza. Se habló mucho acerca de la subasta, del desorbitado precio de los lotes e incluso de si un animal disecado podía considerarse como objeto artístico, pero casi nadie parecía interesado en el significado de aquel becerro muerto. Sin embargo, más allá del dinero y de sus cualidades artísticas (… o de la ausencia de ellas), vale la pena detenerse en la historia del Becerro de Oro, una narración fundamental en muchos sentidos.
Según cuenta el Éxodo, los israelitas, en su penosa huída por el desierto, decidieron construir una deidad que les guiara y sirviera de consuelo. Aaron fue el encargado de fundir en oro la figura de un becerro, a la que inmediatamente comenzaron a rendir culto y ofrecer sacrificios. Cuando Jehová reparó en ello, enfurecido, decidió castigar la idolatría de su pueblo. Sólo la intervención de Moisés, que destruyó la figura, logró aplacar la ira divina. Desde entonces, el Becerro de Oro simboliza la idolatría y la avaricia y es considerado como una de las representaciones del diablo. Su influencia, a través de las contínuas querellas sobre la conveniencia o no de venerar las imágenes, ha sembrado nuestra Historia de cadáveres.
Aquel becerro de oro nos permite entender mejor el papel que desempeñan las imágenes en nuestra cultura. Convertidas con frecuencia en símbolos de poder, perseguidas y adoradas con vehemencia durante siglos, las imágenes que nos rodean son herederas de aquel becerro fundido en el desierto. Cuando hace unos años los talibanes hicieron saltar por los aires las figuras de los Budas de Bamiyan por considerarlos una muestra de idolatría, cuando los marines norteamericanos derribaron con sogas la estatua de Sadam en Bagdad, cuando se queman públicamente retratos de la Familia Real e incluso cuando se persigue y juzga a quienes lo hacen, estamos asistiendo a manifestaciones de ira iconoclasta similares a la que llevó a Moisés a destruir aquella figura que trató de competir con el viejo Yahveh.
Ahora, como entonces, las imágenes son el soporte simbólico sobre el que proyectamos nuestros deseos y nuestros temores. Hirst, consciente de ello, recupera la figura del becerro maldito y nosotros, como aquellos pobres judíos que en mitad del desierto se sentían abandonados por su dios, veneramos su figura, legitimada por el mercado y por unos cuantos millones de euros.
EL RETORNO DE DAMIEN
Ya se sabe, las segundas partes nunca fueron buenas. Por lo general, sólo tratan de explotar económicamente lo que quizás un día fue una buena historia. Algo así parece ocurrirle a Damien. Después de forrarse en plena crisis y llenar las pantallas del mundo entero con sus vísceras, sus calaveras y su particular retrato del diablo (o lo que quiera que sea), Damien Hirst sigue reclamando protagonismo mediático y sobre todo… dinero.
Desde la famosa subasta, Hirst ha participado en la exposición Statuephilia, llenando varias estanterías del British Museum con calaveras de colores. Sin embargo, en esta ocasión, el protagonismo mediático ha recaído en Siren, el retrato de Kate Moss que Marc Quinn ha realizado con 50 kg. de oro macizo. Oro, oro y más oro… Hirst también ha estampado con calaveras y drippings una edición limitada de pantalones y camisetas Levi’s 501. Pero ni siquiera viendo sus cráneos plantados en las posaderas de la muchachada mundial se da por satisfecho.
Su última aparición en los medios ha sido con motivo del despido de 20 trabajadores de Science LTD, la empresa de su propiedad que se encarga de la fabricación de sus piezas. Se trata de la mitad de la plantilla de sus talleres londinenses. Como cualquier otro fabricante de productos de lujo a gran escala, Hirst ha considerado necesario recortar su producción, quién sabe si para evitar la saturación del mercado en estos momentos de crisis. Puede que el próximo paso sea trasladar la fabricación de sus piezas a China, como hicieron en su momento Von Hagens y otros amantes del arte visceral.
Corren malos tiempos para la lírica, además de para las finanzas. Tiempos oscuros, estériles y banales, como la obra del propio Hirst… Tiempos marcados a fuego por aquellas palabras que, con tanta energía, repetía sin cesar la entrañable Bruja Avería: “Viva el mal, viva el capital”.
Mobile Art o ¿sabías que con tu móvil hay algunos que crean arte?
Después de un prolongado silencio, Flylosophy se despide con Mobile Art, un texto de Paloma G. Díaz, en el que se analiza de manera impecable la evolución del Mobile Art, desde sus orígenes en los 60’s hasta hoy.
No podía haber mejor manera que esta de cerrar un proyecto como Flylosophy, que siempre trató de ser una plataforma abierta a la investigación y al intercambio de ideas. Desde su número 0, en octubre de 2004, Flylosophy me ha permitido aprender mucho y disfrutar aún más. Este blog no existiría sin Flylosophy y las acaloradas discusiones que antecedían el lanzamiento de cada nuevo «issue». Ahora Gabriel, Jose Luís, Remedios y yo andamos en otros proyectos y creemos que ha llegado el momento de decir adiós… queríamos hacerlo bien y Paloma lo ha hecho genial.
bye Fly…
Beautiful Agony: facettes de la petite mort
Beautiful Agony es un sitio lleno de vídeos donde hombres y mujeres se filman a sí mismos experimentando un orgasmo. Hasta aquí, la propuesta no resulta especialmente innovadora. Sin embargo, lo que hace de Beautiful Agony un sitio especial, es que las películas muestran únicamente el rostro de sus orgásmicos autores. Esto convierte Beautiful Agony en una hermosa colección de muecas imposibles y de sonidos no menos interesantes.
Lo encontré revisando artículos del renovado Flylosophy.
Donde dije temporal, digo de temporada
Este mes en Flylosophy, David Estal nos ofrece Donde dije temporal, digo de temporada, un artículo que plantea la pertinencia de lo efímero para identificar las claves del espacio público.
Se trata de una forma de entender la relación entre arquitectura y espacio público, que prescinde de categorias tradicionales como la perdurabilidad, en beneficio de un reencuentro con lo social y su incidencia en los procesos de activación urbana.
Percepción de nuevas sensaciones relacionadas con vigilancia y control
Huevos de Oro
Flylosophy se despide de 2008 de la mano de Muack. Concretamente, con un post titulado Huevos de Oro en el que hablo acerca de la delgada línea que separa arte y especulación.
En estos tiempos de crisis (no solo financiera), resulta cuando menos curioso, como el mismo día en que Lehman Brothers se declaraba en quiebra, Damien Hirst batía en Sotheby’s todos los records de cotización del mercado de arte contemporáneo.
Aquel infausto 15 de septiembre, mientras los consejeros delegados cobraban sus indemnizaciones y reservaban billete para las Islas Caimán, Damien Hirst subastaba su producción de los últimos años. Quizás algunos de esos banqueros, decidieron celebrar la jugada regalándose una pieza de Hirst. En aquella sesión histórica, Damien Hirst se embolsó alrededor de 140 millones de euros…
Huevos de Oro, como es mi costumbre, es tendencioso y parcial. En parte por inclinación natural y en parte por la confianza que da jugar en casa. Como muchos sabéis, Flylosophy, ese blog raro que publica un único post al mes, es mi segundo hogar. Sin él, sin las trifulcas y los desvelos que desde hace cuatro años me viene produciendo, este blog no existiría.
Sirvan por tanto estos Huevos de Oro para agradecerle todo lo que cada día me enseña.
La nueva televisión
Flylosophy se va de vacaciones con La nueva televisión, un post en el que se analiza como la IPTV, los sitios de intercambio de vídeos, la Televisión Digital Terrestre y demás nuevas formas de ver la tele, están obligando al sector a plantear de modo distinto los contenidos y la publicidad que ofrece.
Destacaría un link tomado de Mashable, en el que se plantean 33 maneras diferentes de ver televisión y vídeo por Internet. No tiene desperdicio.
La Arquitectura como regalo

Este mes Flylosophy presenta La Arquitectura como regalo, un artículo de Rafael Moya, arquitecto y autor del blog [Bv]Bitácora Virtual.
En él, se ofrece un acercamiento muy personal a la arquitectura entendida como experiencia vital, como manifestación creativa que poco o nada tiene que ver con la mercantilización del espacio urbano y el marketing al que nos tienen acostumbrados los grandes arquitectos.
Se trata de una invitación a pensar una arquitectura más libre, generosa e implicada en nuestra vida. Una arquitectura asociada a conceptos como viaje, ligereza, caducidad, ofrenda o sostenibilidad.

Esta reflexión se apoya en Uchronia, obra creada por Arne Quinze para el Burning Man Festival del 2007 en Death Valley y en las Arquitecturas de travesía realizadas por la Escuela de Arquitectura de la PUCV durante más de 20 años por toda América Latina.
Tanto Uchronia como las Arquitecturas de travesía comparten su carácter lúdico y vital. Se trata de obras proyectadas y construidas como parte de un proceso de exploración y conocimiento. Son obras que nacen como una forma de celebración.

Flylosophy, el hermano mayor de este pequeño Muack, lleva tiempo invitando a sus lectores a participar, no solo a través de comentarios, sino también publicando los contenidos que nos envían.
En algo más de dos años Neus, Raquel, Jaime, Gladis, Steve, Carma, Dani, Nacho, Velvet and Crochet, Rafael… han presentado sus ideas y puntos de vista a nuestros casi 7000 suscriptores… En todos los casos, el resultado ha ido sorprendente y enriquecedor.
Para Remedios y para mi, un auténtico regalo.
… O arreglamos el mundo
Hoy en Flylosophy estamos de enhorabuena. Acabamos de publicar …O arreglamos el mundo, un proyecto de Velvet & Crochet para Flylosophy. Con él inauguramos un nuevo canal, en el publicaremos los proyectos artísticos que nos enviéis.
El trabajo de Velvet & Crochet consiste en una colección de 10 vídeos que tratan, sin palabras pero con mucha elocuencia, temas como el paro, la inmigración, el terrorismo, la vivienda… es decir, las cuestiones que más preocupan y mantiene ocupados a los españoles, según el C.I.S.
Hemos querido publicarlo coincidiendo con nuestra campaña electoral, cuando los candidatos andan debatiendo sobre estos mismos temas. Personalmente, creo que la visión de Velvet & Crochet aporta más sentido que la mayoría de los argumentos que se han expuesto en los recientes debates electorales.
Podéis visitarlo aquí. Espero que lo disfrutéis.
PD.: por cierto, si queréis enviarnos un proyecto, escribirnos a este mail: artefactos@flylosophy.com
Cuando la publicidad va de arte urbano
Agencias de publicidad y anunciantes son cada vez más conscientes de que la inversión en medios tradicionales es cara y cada vez menos efectiva. Por ello, buscan nuevas estrategias de comunicación que planteen alternativas a los modelos tradicionales.
Frente a la publicidad masiva e indiscriminada, se imponen estrategias más sutiles. Frente a los grandes presupuestos, se impone la imaginación y el factor sorpresa. Frente a la guerra en campo abierto, se impone la guerrilla.
Las marcas han descubierto que, a pesar de las multas, resulta más rentable pedir perdón que pedir permiso. Así que han optado por apropiarse del lenguaje y los planteamientos del arte urbano, convenientemente desactivado y adaptado al gusto del consumidor medio.
Es así como surgen el street branding y el marketing de guerrilla, ambos inspirados en manifestaciones artísticas y activismo callejero, que adaptan y descontextualizan para captar nuestra atención.
+ en Flylosophy.