Archive for the ‘arquitectura’ Category
Espacios abandonados
Cárcel de Carabanchel
A menudo la red nos enseña que al otro lado del hilo hay alguien como nosotros. Filias y fobias son comunes en personas de Tokio, Alabama y Carabanchel. Yo lo descubrí con la captura de espacios abandonados.
Cárcel de Carabanchel
El espacio abandonado de hoy es la ruina romántica del pasado. El pueblo, la fábrica, la estación de tren ya olvidados son los restos arqueológicos aún frescos de nuestro tiempo. Colarse, recorrerlos y explorarlos es una experiencia inquietante donde se mezclan el miedo y la curiosidad. Son espacios donde aún se respira y se siente a la gente que los habitó, en los que trabajó y que finalmente abandonó. Al igual que yo, multitud de gente de todo el mundo ha fotografiado y fotografía estos lugares y dejan sus capturas en la red. Hay multitud de ejemplos, os pico la curiosidad con dos en castellano y dos de fuera de nuestras fronteras. Como veréis los temas son muy variados:
También podréis encontrar otros testimonios simplemente navegando en Google o en páginas como Flickr con tags como “abandonado” u “olvidado” y si probáis en inglés, los registros aumentan exponencialmente.
Belchite
Un último consejo, tened cuidado. Tras visitar alguna de estas páginas vosotros también podéis caer y os podéis encontrar después aumentando el tiempo de exposición de vuestra cámara en algún lugar oscuro y abandonado de vuestra geografía más cercana.
Belchite
Texto y fotos de Eugenio Robles para Muack.
Shanghai 2010 y la estilística del kitsch
El pasado 3 de mayo, se inauguró a bombo y platillo la Expo de Shanghai, que con un presupuesto de 4.500 millones de dólares, aspira a convertirse en la Exposición Universal más importante de la historia. Como ya ocurrió durante los Juegos Olímpicos de Pekin, los países occidentales asistieron al acontecimiento un tanto apocados, no tanto por el modo en el que el gobierno chino se vale de este tipo de plataformas para legitimarse como referente mundial, como por el hecho de que decida hacerlo mientras ellos se juegan su futuro.
En la ceremonia inaugural, las autoridades chinas tiraron la casa por la ventana, ofreciendo al mundo un espectáculo desmesurado y algo hortera, que algunos medios calificaron como kitsch. Es cierto, que la mezcla de purpurina, multitudes danzantes y fuegos artificiales deriva facilmente en el kitsch. Sin embargo, más allá de las «chinoiseries» de la autoridades chinas, en Shanghai el auténtico kitsch está en los relucientes pabellones de la Expo.
En Apocalípticos e Integrados, Umberto Eco trazaba una lúcida estílistica de kitsch. Para Eco, la verdadera clave del kitsch, más allá de los juicios sobre el buen o el mal gusto, reside en su propósito de provocar un efecto sentimental en el espectador. En este sentido el kitsch se convierte en «el cebo ideal para un público perezoso que desea participar en los valores de lo bello, y convencerse a sí mismo de que los disfruta, sin verse precisado a perderse en esfuerzos innecesarios… un típico logro de origen pequeñoburgués, medio de fácil reafirmación cultural para un público que cree gozar de una representación original del mundo, cuando en realidad goza sólo de una imitación secundaria de la fuerza primaria de imágenes. «
John Waters, al que pocos podrán discutir ser una autoridad en el tema, lo explicaba con su habitual elocuencia: «To me, bad taste is what entertainment is all about». No es posible entender el entretenimiento sino es a través de la provocación de un efecto. Poco importa que este se consiga a través del brillo de los fuegos artificiales o del de los leds que recubren los pabellones de Shanghai. Esta Exposición Universal, como cualquier otra, por encima de otras circunstancias, solo pretende narcotizar al visitante para convercerle de que lo esta pasando estupendamente. Puro «entertainment». Puro kitsch.
Neon Sign Boneyard
Gracias a Remedios, mi vecina del ático, descubro Neon Sign Boneyard, un album de Flickr que muestra los restos herrumbrosos de algunos de los neones que han hecho mundialmente famosa a Las Vegas.
En medio de la bonita crisis financiera que nos han legado los tiburones de Wall Street, las ruinas del que fue emblema de la pujante postmodernidad, resultan hoy tan tristes como los paisajes arrasados que nos dejó la desintegración de la URSS y sus aledaños. Poco más que un montón de hierros oxidados rodeados de malas hierbas.
Burj Dubai
El pasado 4 de enero se inauguró Burj Dubai, el edificio más alto jamás construido. Con sus 818 m. de altura, el nuevo rascacielos supera en más de 300 metros a su antecesora, la Torre Taipei 101 de Taiwan. La flamante torre se erige orgullosa en Downtown Burj Khalifa en Jumeirah, una estrecha franja de terreno entre el desierto y el mar, que hace apenas diez años estaba casi completamente deshabitada. Ahora, el boom inmobiliario ha convertido la zona en la mayor concentración de rascacielos del planeta.
Se ha hablado mucho acerca de lo inoportuno de esta inauguración. Dubai atraviesa una gravísima crisis financiera que ha provocado una caída del precio de la vivienda de hasta el 40% en los últimos 6 meses. Sin embargo, esto no parece preocupar demasiado a los jeques del emirato ni a sus promotores inmobiliarios. Tanto unos como otros son muy conscientes de que la suya es una empresa que va más allá de las penalidades del presente. Burj Dubai es una promesa de futuro.
Como cualquier otra torre, Burj Dubai es ante todo una afirmación de poder. Un enorme reto a la gravedad y a la razón. Dotada de una evidente (… quizás demasiado evidente) dimensión simbólica, Burj Dubai sueña con alcanzar el cielo y convertirse en el símbolo de la Nueva Babilonia, un paraíso a medio camino entre Londres y Beijing. Un símbolo no muy distinto de aquella otra torre que hace muchos, muchos años, se erigió en la cuenca del Éufrates y que como Burj Dubai también soñaba con alcanzar el cielo.
Donde dije temporal, digo de temporada
Este mes en Flylosophy, David Estal nos ofrece Donde dije temporal, digo de temporada, un artículo que plantea la pertinencia de lo efímero para identificar las claves del espacio público.
Se trata de una forma de entender la relación entre arquitectura y espacio público, que prescinde de categorias tradicionales como la perdurabilidad, en beneficio de un reencuentro con lo social y su incidencia en los procesos de activación urbana.
Rem Koolhaas según Guadalupe
Koolhaas Houselife es un documental realizado por Ila Bêka y Louise Lemoine, que muestra el trabajo cotidiano de Guadalupe Acedo, la mujer que trabaja como empleada de hogar en la Casa en Bordeaux, considerada una de las “masterpieces” de Rem Koolhaas / OMA.
La Casa en Bourdeaux, diseñada en 1998, es una de las últimas viviendas unifamiliares del arquitecto holandés. Se trata de un proyecto centrado en torno a la limitación física de su propietario, Jean François Lemoine, que solo puede moverse en silla de ruedas.
Koolhaas, en lugar de buscar la solución más sencilla y quizás convencional, una vivienda de una sola planta, proyectó una compleja vivienda de tres alturas, organizada en torno a una plataforma que se desplaza verticalmente. Este espacio constituye el corazón de la casa. Más que un simple ascensor, la plataforma es una habitación móvil, pensada como estudio de Monsieur Lemoine.
En su desplazamiento, la plataforma completa los distintos espacios en los que se integra, permitiendo a Lemoine trasladarse por las diferentes habitaciones de la casa sin moverse de su escritorio.
Koolhaas Houselife es la primera película de la serie Living Arquitectures, formada por: Xmas Meier, Pomerol, Herzog & De Meuron y Gehry’s Vertigo. En todas ellas los autores plantean un acercamiento a la arquitectura contemporánea desde la cotidianeidad y las vivencias de quienes la habitan. Un enfoque muy alejado de las representaciones idealizadas tan típicas en la arquitectura actual.
Aquí podéis ver los trailers de la película… trailer 1 / trailer 2
Vía Diego Fullaondo en Soitu.es.
Learning from Seseña
La Escuela Superior de Arte y Arquitectura de la UEM inauguró la semana pasada su nuevo curso académico con una visita al Residencial Francisco Hernando, el espanto urbanístico construido en Seseña por el constructor Paco El Pocero.
Según Ciro Márquez, profesor de Arquitectura de la UEM y miembro del colectivo Mmmm, el objetivo de esta acción es “que lo alumnos reciban un baño de realidad y conozcan, de primera mano, la materia con la que van a trabajar”. Juan Carlos García-Perrote, decano de la Escuela Superior de Arte y Arquitectura de la UEM, confirmó esta impresión en una clase inaugural pronunciada en plena calle: «La lección es que nada es gratuito y que al final las cosas tienen consecuendas que afectan a personas».
Residencial Francisco Hernando es un despropósito urbanistico, que refleja a la perfección las consecuencias de la política de “toma el dinero y corre” que ha caracterizado la burbuja inmobiliaria española de los últimos años y que ahora comienza a pasar factura.
En pleno boom inmobiliario, con el precio de las viviendas disparado, Paco El Pocero anunciaba sus viviendas con el eslogan: «La vivienda que sí puedes comprar». Su proyecto, con una inversión de más de 6.000 millones de euros, pretendía construir 13.500 viviendas, un estadio, un parque y un lago artificial con embarcadero en medio de un secarral carente de recursos hídricos propios.
El Pocero no tuvo el menor reparo en robar el agua necesaria para su proyecto de la red de Aranjuez. De este modo, agua destinada al consumo humano sirvió para regar jardines y llenar el lago artificial, lo que provocó que el Canal de Isabel II, empresa que gestiona el agua en la Comunidad de Madrid, denunciara a Hernando por robo de agua.
A día de hoy, solo 5000 de las 13500 viviendas programadas tienen licencia. El megaproyecto tiene una aspecto fantasmal y carece de servicios básicos. Cientos de carteles de «Se Vende» y «Se Alquila» cuelgan de las ventanas de las viviendas vacías.
Arquitectura y propaganda. Las metafóras del poder
Agosto entra en barrena. Con él, terminan las vacaciones, el verano y un poco antes, las Olimpiadas, un acontecimiento que ha reflejado como pocos, la capacidad de la imagen, para convertirse en metáfora del poder.
Los nuevos símbolos de Beijing- el Estadio Olímpico de Herzog & de Meuron, el Watercube de PTW y la sede de la CCTV diseñada por Rem Koolhaas– son el nuevo soporte metafórico de China. Los iconos a través de los que reclama su condición de potencia planetaria orientada hacía el futuro.
Poco importan ahora las expropiaciones de barrios enteros, las detenciones de disidentes y activistas, la contaminación o el control orweliano de la información. Todo queda eclipsado por el brillo del oro olímpico y los fuegos artificiales.
Sobre este tema, ABCD, el brillante suplemento cultural del diario ABC, ha publicado dos interesantes artículos; Las metáforas del poder y Ad Maiorem Gloriam. Arquitectura y política.
El primero, firmado por Juan Miguel Hernández- León, analiza como a lo largo de la historia, el poder se ha valido de la arquitectura para proveerse de símbolos que materializaran su autoridad y lo perpetúan en el tiempo. Una tradición antiquísima, de la que el espectáculo de la China Olímpica sería solo el último capítulo.
En Ad Maiorem Gloriam. Arquitectura y política, Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste analizan como las grandes figuras de la arquitectura contemporánea se han entregado a los delirios del poder de los gobiernos totalitarios, poniendo su capacidad al servicio de su megalomanía.
Si la nueva cara de China es reflejo de su modernización y apertura al mundo o se limita a ser un disfraz pretencioso, es algo que sólo podremos evaluar con el paso del tiempo. Entre tanto, algunos ya esperan ansiosos la llegada de Londres 2012.
La arquitectura de la autocracia
En su número de Junio- Julio de 2008, la edición española de la revista FP publica un artículo de Richard Lacayo titulado La arquitectura de la autocracia. En él se analiza la predilección de los grandes arquitectos por construir en países que desprecían la democracia y los derechos humanos.
Lacayo subraya como, aunque la arquitectura siempre ha sido uno de los pricipales vehículos de expresión del poder, actualmente los autocratas prefieren la arquitectura moderna al tradicional clasicismo megalómano que fascinaba a Hitler y Stalin.
Hoy los grandes proyectos de Foster, Rem Koolhaas, Nouvel, Gehry o Zaha Hadid se construyen en Rusia, China y los Estados del golfo Pérsico. Países en los que es posible disponer de enormes presupuestos, sin tener que rendir cuentas a comisiones de control, ni elaborar pesados informes de impacto ambiental.
Solo en países poco escrupulosos en materia de derechos humanos, es posible disponer de mano de obra esclava, que materialice en poco tiempo los sueños del arquitecto y del jerarca de turno, sin levantar siquiera la voz.
Los grandes estudios de arquitectura, encuentran ahora el capitalismo democrático del que nacieron, demasiado limitado. Sus proyectos encajan mal las críticas de la sociedad civil y su gusto por las proporciones colosales, es incompatible con el precio del metro cuadrado en Nueva York, Tokio, Hamburgo o París.
Sin embargo, una mirada a la Historía debería alertar a los grandes gurús de la arquitectura contemporánea. La relación entre arquitectura y poder, es por lo general muy desigual. El poder siempre ha sacado mucho más partido de la arquitectura, del que ella nunca podría aspirar a obtener de él. Las ciudades soñadas desde el poder, terminan por convertirse en pesadillas y los arquitectos, una vez cobrado el cheque, suelen quedar sepultados por la sombra del tirano.
A la luz del artículo, parece imprescidible que nuestros arquitectos relean las Memorías de Albert Speer o sus Conversaciones con Joachim Fest. En estos libros, Speer explica, con la elegancia propia de todo buen arquitecto, como se empieza frecuentando ciertas amistades y se termina pasando 20 años en una celda de Spandau… o de Beijing.
Buckminster Fuller: Starting with the Universe
Hasta el 21 de septiembre el Whitney Museum muestra la exposición Starting with the Universe, una retropectiva de la obra de Buckminster Fuller.
Fuller fue inventor, arquitecto, ingeniero, matemático, poeta, cosmólogo, profesor en la Southern Illinois University Carbondale, autor de 28 libros y sobre todo un personaje excéntrico y optimista convencido de la capacidad de la tecnología para transformar el mundo.
A él se debe el desarrollo en 1949 de la cúpula geodésica. Durante su presetación, para probar su resistencia, el propio Fuller y sus estudiantes se colgaron de aquella primera cúpula ante la mirada atónita de las autoridades universitarias. El gobierno estadounidense percibió el interés del invento y en poco tiempo plantó miles de estas cúpulas en instalaciones militares y edificios civiles de todo el mundo.
Fiel a su espíritu visionario, Fuller desarrolló también numerosos proyectos imposibles como Triton City, una enorme ciudad flotante, Cloud Nine, ciudades esféricas que levitan en el cielo o la colosal cúpula acristalada de dos millas de diámetro que protegería el corazón de la isla de Manhattan de los efectos de la intemperie.
En los últimos años de su vida Fuller consiguió bastante notoriedad pública. Sin embargo, eso no evitó que muchos criticaran su ingenuidad y su optimismo irremediable. Sus análisis sociales, tan utópicos como sus proyectos arquitectónicos, chocaron sistematicamente con la realidad. Como cuando en 1959, predijo en Newsweek que gracias a la tecnología, en el año 2000 habría desaparecido el hambre en el mundo.
Algunos de sus alumnos le llamaban Fuckminster Buller.
Lo leí en Efímera.