Archive for the ‘paradiso’ Category
Die neue Welt
Kasimir Malevitch
Hoy hace 75 años que Kazimir Malevitch murió en Leningrado. Unos meses antes, al conocer la enfermedad que provocaría su muerte, pidió que enterraran sus cenizas bajo la sombra de un roble cerca de su dacha de Nemchinovka.
Durante su funeral, una pequeña comitiva acompañó en silencio al camión que trasladaba su estrafalario sarcófago suprematista. Sobre el radiador, abriendo el cortejo fúnebre, ondeaba orgulloso el Cuadrado Negro.
Como un príncipe desterrado, Malevitch, el más oscuro de los artistas rusos, había muerto solo. Tras la muerte de Lenin, las autoridades soviéticas decidieron relegar el arte de vanguardia y sustituirlo por un realismo tan obvio como el propio Stalin. Fue entonces cuando Malevitch cayó en desgracia.
En 1930 fue detenido e interrogado y sus pinturas fueron retiradas de la circulación. El misticismo suprematista era incompatible con la nueva URSS. Como la propia Rusia, la pintura de Malevitch se transformó, derivando hacía una figuración vagamente expresionista repleta de campesinos sin rostro.
Tras su funeral, bajo el roble de Nemchinovka se erigió un cubo blanco coronado por el Cuadrado Negro, emblema de un tiempo tan oscuro como el propio Malevitch.
Vía ??????????- ???????.
Alicias
Como tantos, el fin de semana pasado acudí a la llamada de la Alicia de Tim Burton. Así que me dirigí al inmenso mall que acoge los multicines más retroscópicos de mi ciudad y allí, esquivando franquicias, yo también me sentí un poco en el País de las Maravillas.
La película de Burton, me ofreció la dosis exacta de oscuridad e impostura necesarias para soportar a Disney. Más o menos lo que andaba buscando. Sin embargo, ni la rubísima Alicia, ni el inmenso cabezón de Helena Bonham Carter consiguieron apartar de mi a otras Alicias, que a decir verdad, ya me acompañaban al comprar la entrada. Son las terribles Alicias de Julia Fullerton Batten, menos tenebrosas que la de Burton y sin embargo infinitimante más turbadoras que ella. Niñas palidísimas y silenciosas que una vez que se acercan a tí, te acompañan mucho más allá de la salida del centro comercial.
IKEA: donde cabe uno, caben dos…tres, cuatro…
Lo reconozco, «Donde cabe uno, caben dos» me ha tocado la fibra. A pesar de que detesto Ikea con todo el alma, la primera vez que vi esas parejas mecidas por la voz de Coque Malla, supe que de nuevo los suecos se habían salido con la suya.
Luego, a fuerza de verlo una y otra vez, el anuncio fue perdiendo encanto y poco a poco «No puedo vivir sin ti» empezó a sonarme a politono. No obstante, me temo que eso es inevitable y desde luego no quita ningún mérito al empeño de Ikea por vendernos muebles mostrando modelos de familia menos estereotipados de lo habitual.
Aunque, lo cierto es que puesto a elegir familias Ikea, me quedo con las que aparecen en los cuatro anuncios que os dejo a continuación. Aunque alguno de ellos fue convenientemente retirado, cada vez que los veo resuenan en mi cabeza estas cinco palabras: No puedo vivir sin tí.
El callejón del Paraíso
A finales del XIX, en plena crisis económica y financiera, miles de parados viajaron desde todos los rincones de Estados Unidos hasta el norte de Canadá y Alaska, en busca de oro.
On the beach
Las playas de Marruecos están llenas de tesoros que el mar arrastra hasta la orilla. Semienterrados en la arena hay algas, conchas, troncos retorcidos y por supuesto, basura de todo tipo.
Entre los miles de fragmentos de plástico de colores, destacan unos pequeños puntos rojos, que cada poco emergen de la arena. Son tapones de Coca Cola, algunos con el logo árabe y otros con el tradicional logo occidental, que se distribuyen con regularidad a lo largo de kilómetros y kilómetros de costa. Agazapados, nos acechan como semillas de una extraña planta venenosa.
The Circle of No Life
Llegó septiembre… y con él, el fatídico momento de volver a la realidad tras el espejismo de las vacaciones. En mi caso, además septiembre supone el momento de reincorporarme a «The Circle of No Life» tras un periodo de completa abstinencia digital.
Como cada verano, he tratado de pasar agosto sin más tecnología que una pequeña cámara digital. Alejado del teclado mis días han transcurrido placidamente, sin echarlo de menos en absoluto. En ocasiones me he cruzado con viajeros atados a su portátil que buscaban desesperadamente enchufes en los que recargar la batería y deambulaban como zombis buscando zonas wi-fi. Otros aprovechaban la menor ocasión para lucir su iPhone. Yo, como no, los miraba con suficiencia y un punto de desprecio.
Sin embargo, más allá del desdén, el brillo azulado que se reflejaba en sus rostros me producía una extraña fascinación. Tal vez incluso una pizca de envidia. A pesar mío, me reconocía en esos tristes yonquis digitales. En cuanto he vuelto a casa he corrido al portátil para contároslo.
Bienvenidos.
Beautiful Agony: facettes de la petite mort
Beautiful Agony es un sitio lleno de vídeos donde hombres y mujeres se filman a sí mismos experimentando un orgasmo. Hasta aquí, la propuesta no resulta especialmente innovadora. Sin embargo, lo que hace de Beautiful Agony un sitio especial, es que las películas muestran únicamente el rostro de sus orgásmicos autores. Esto convierte Beautiful Agony en una hermosa colección de muecas imposibles y de sonidos no menos interesantes.
Lo encontré revisando artículos del renovado Flylosophy.
La abolición del trabajo, ya!
De vez en cuando uno encuentra posts tan oportunos que se ve obligado a hacer un respetuoso copy-paste como particular forma de homenaje. Este es el caso del post que publican hoy en Perro Callejeros, cuyo contenido podeís leer a continuación y con el que me identifico completamente. Disfrutadlo…
Hoy, 1 de Mayo: Día internacional de los Trabajadores vamos a aprovechar para reclamar la abolición del trabajo!
“La abolición del trabajo” (1985) es el libro más conocido de Bob Black, abogado y anarquista post-izquierda norteamericano. Sus ideas críticas de la sociedad basada en el trabajo luchan en contra de la subordinación de la vida de las personas por el esquema laboral en donde se las obliga a una vida dedicada a la producción y consumo de mercancías.
Puedes leer un extracto a continuación o descargarte el texto entero aquí:
Nadie debería trabajar.
El trabajo es la fuente de casi toda la miseria en el mundo. Casi todos los males que puedas mencionar provienen del trabajo, o de vivir en un mundo diseñado para el trabajo. Para dejar de sufrir, tenemos que dejar de trabajar.
Esto no significa que tenemos que dejar de hacer cosas. Significa crear una nueva forma de vivir basada en el juego; en otras palabras, una convivencia lúdica, comensalismo, o tal vez incluso arte. El juego no es sólo el de los niños, con todo y lo valioso que éste es.
(…)
Nadie debería trabajar. Proletarios del mundo… ¡descansad!
Más textos de Black (en inglés), aquí.
7 Reece Mews
Francis Bacon vivió y trabajó en el 7 de Reece Mews en Londres, desde 1961 hasta su muerte en 1992. Allí se levanta un edificio de aspecto vagamente industrial, adosado en mitad de una hilera de casas semejantes a él. Es una construcción pequeña y anodina que pasa desapercibida en el paisaje londinense.
Al acceder a su interior, una empinada escalera de madera nos conduce hasta una puerta entreabierta completamente embadurnada de pintura. Tras ella, nos aguarda una habitación sumida en el desorden absoluto. Cientos de pinceles y tubos de pintura pisoteados, recortes de periódicos, fotografías arrugadas, latas, botellas vacías de vino, champán y trementina, sprays, ropa hecha jirones, un sinnúmero de rodillos esponjas y toda clase de basura, se amontonan en esta habitación imposible.
Tras la muerte de Bacon, John Edwards, su único heredero, donó todo el contenido del taller de Reece Mews a la Hugh Lane Gallery de Dublín. Durante más de tres años un equipo de 10 arqueólogos y conservadores tomó nota de la posición exacta de cada objeto, lo trasladó a Dublín y lo reconstruyó conservando cada uno de los detalles del caos original. La parte más compleja del proceso, consistió en trasladar las paredes sobre las que el pintor mezclaba la pintura directamente.
Más de 7000 objetos fueron catalogados en una base de datos especialmente diseñada para la ocasión. En ella hay clasificados 570 libros y catálogos, 1500 fotografías, 100 lienzos, 1300 hojas arrancadas de libros, 2000 restos de material y herramientas de pintura y 70 dibujos. Otras categorías incluyen fragmentos de la correspondencia del artista, revistas y períodicos viejos y algunos discos de vinilo.