Archive for the ‘postmodernidad’ Category
Neon Sign Boneyard
Gracias a Remedios, mi vecina del ático, descubro Neon Sign Boneyard, un album de Flickr que muestra los restos herrumbrosos de algunos de los neones que han hecho mundialmente famosa a Las Vegas.
En medio de la bonita crisis financiera que nos han legado los tiburones de Wall Street, las ruinas del que fue emblema de la pujante postmodernidad, resultan hoy tan tristes como los paisajes arrasados que nos dejó la desintegración de la URSS y sus aledaños. Poco más que un montón de hierros oxidados rodeados de malas hierbas.
Fuego
Hubo un tiempo en el que los artistas querían quemar los museos. Poseídos por una furia implacable, los jóvenes vanguardistas encontraban en las llamas la solución definitiva a su combate contra la tradición.
Por aquellos días preguntaron a Jean Cocteau que salvaría de un hipotético incendio del Museo del Louvre y el contestó impasible: «el fuego». Para Cocteau, como para tantos otros, el fuego purificador liberaría al mundo del peso de una cultura asfixiante. Poco después, dos guerras mundiales se encargaron de extender el fuego por el mundo, demostrando que entre las cenizas latía un rescoldo de miseria aún más pesado. Los muertos aplacaron la fiebre iconoclasta del arte contemporáneo y arrastraron tras ella cualquier atisbo de esperanza.
Pero, todo esto ya es historia. Una historia que volvió a mi cabeza cuando descubrí el trabajo del diseñador holandés Maarten Baas, reconocido ahora por la prestigiosa Design Miami con el premio al mejor diseñador del año (Designer of the Year Award). El jurado considera que Bass «ha cambiado el curso de la historia del diseño y la manera en que los coleccionistas entienden el panorama de la creación contemporánea».Baas se ha hecho mundialmente famoso gracias a Smoke, una serie formada por piezas tan emblemáticas en la historia del diseño como la silla Hill House de Mackintosh, la estantería Carlton de Sottsass, la silla Roja y Azul de Rietveld o la Calvet de Gaudí, convenientemente quemadas con un soplete y posteriormente barnizarlas con resina exposi para evitar que se desmoronen.
A primera vista, podría confundirse a Bass con uno de aquellos pirómanos vanguardistas. Sin embargo, su intención es bien distinta. Sus muebles chamuscados se muestran en el Victoria & Albert, en el Stedelijk Museum de Amsterdam y en las casas de coleccionistas pijos de medio mundo. El fuego cosmético de su soplete nunca podrá compararse con el que reclamaban esos jóvenes airados que querían cambiar el mundo con un botella de gasolina.
Los zapatos de Jameson
Fredric Jameson, en su libro El postmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado, explicaba las diferencias entre modernidad y postmodernidad a través de dos imágenes relacionadas con zapatos. Concretamente, Jameson propone la Naturaleza muerta con zapatos de Van Gogh como ejemplo de la concepción moderna de la imagen y los Diamond Dust Shoes de Warhol como ejemplo de imagen postmoderna.
Para Jameson, las botas de campesino de Van Gogh poseen un carácter moralizante inequívocamente moderno. Algo, completamente inexistente en los resplandecientes zapatos de Warhol. Además, los zapatos de Van Gogh cuentan con una voluntad expresiva que contrasta con la frialdad walholiana y con su obsesiva búsqueda de una superficialidad radical.
Zapatos y más zapatos… Lo cierto es que al ver las fotografías de zapatos gigantes de Petros Chrisostomou, no pude evitar recordar los zapatos de Jameson y encontrar en estas imágenes de falsas esculturas pop, un buen ejemplo de la lógica cultural de nuestro tiempo.
Del mismo modo que los zapatos de Van Gogh remiten a un capitalismo primitivo centrado en la producción de mercancías y los zapatos de Warhol a un capitalismo medíatico y de consumo, las fotos de Chrisostomou remiten al hipercapitalismo de Lipovetsky o a lo que Vicente Verdú define como capitalismo de ficción. Estas copias perfectas de algo que nunca ha existido se corresponden con una forma de capitalismo centrado en la producción de ficciones, en la construcción de intangibles y en la simulación. Un capitalismo ensimismado, que adora la pompas de jabón que ascienden ligeras en el aire y de repente, estallan…
El diseño en la sociedad del espectáculo
Foro Alfa es un sitio que se autodefine como un medio para la reflexión y la polémica alrededor del diseño. Cuenta con una colección de artículos más que respetable, en la que se analiza, desde diferentes puntos de vista, el papel del diseño hoy. Además, está abierto a la participación de sus lectores, lo que siempre es de agradecer.
Esta semana en Foro Alfa, André Ricard, un clásico del diseño español (que por cierto cada día se parece más a Raymond Loewy), reflexiona acerca de “El diseño en la sociedad del espectáculo”.
Ricard considera que “El diseño debe modificar su imagen frívola y lúdica, por la de una disciplina útil al desarrollo y al progreso”. Se trata de planteamientos no exentos de una cierta nostalgia de los viejos buenos tiempos del diseño moderno, que podrían discutirse y matizarse bastante.
Soy de los que piensan que el capitalismo rampante, tiende a confundir diseño con maquillaje. Sin embargo, también pienso que ningún tiempo pasado fue mejor, y que la Modernidad ha contado siempre con un reverso tenebroso que, no solo desde el punto de vista estético, se evidencia casi desde su origen.
Es cierto que nuestra sociedad favorece un tipo de conocimiento fragametado y en superficie, que en el diseño, como el cualquier otro campo de la comunicación, suele reflejarse en forma de efectismo. Sin embargo, también aporta aspectos positivos. De hecho, nunca antes los usuarios y los consumidores han sido tan capaces de interpretar los mensajes, de cualquier tipo, que les llegan. Nunca antes han tenido una visión tan crítica respecto de ellos y nunca antes han asumido un protagonismo tan grande como ahora.
En cualquier caso, y sea cual sea el punto de vista sobre el tema, la lectura del artículo de Ricard es muy recomendable. Además, de una buena ocasión para dar una vuelta por Foro Alfa y revisar sus Artículos.
Camisetas GAP o El imperio de lo efímero.
GAP ha lanzado una edición limitada de camisetas firmadas por algunos de los grandes popes del arte contemporáneo. Los elegidos para la ocasión han sido: Chuck Close, Jeff Koons, Marilyn Minter, Kiki Smith, Cai Guo-Qiang, Barbara Kruger, Ashley Bickerton, Kenny Scharf, Glenn Ligon, Rirkrit Tiravanija, Kerry James Marshall, Hanna Liden y Sarah Sze. Todos ellos han participado en la recién clausurada Bienal del Whitney, patrocinada por GAP.
Marka Hansen, presidenta de GAP, dijo durante la presentación de las camisetas; “Esta colaboración celebra la fusión del arte con la moda y posibilita el acceso del público al arte contemporáneo de un modo diferente al habitual.” No le falta razón. A pesar de que muchos se resisten a asumirlo, la moda se ha convertido en el elemento que gobierna los procesos de producción y consumo tanto de los objetos que nos rodean, como de nuestro sistema de valores.
Hoy la moda es mucho más que un sector de la industria del lujo y sus derivados. Si influencia se ha extendido a todo lo que nos rodea y muy especialmente al arte y la cultura. Una influencia no limitada a lo formal, sino que tiene un carácter estructural. Nuestros valores culturales cambian al mismo ritmo que los escaparates de GAP. Lipovetsky diseccionó esta situación en El Imperio de lo efímero.
Gianni Vattimo. Tras el arte de la obra de arte.
Una de las (pocas) ventajas de frecuentar la Universidad, es que de vez en cuando pasa por allí gente interesante. Este es el caso de Gianni Vattimo, que el próximo martes 26 visitará la UEM para impartir la conferencia: Tras el arte de la obra de Arte.
Vattimo, es considerado uno de los referentes de la postmodernidad y del pensamiento débil. Analista de la sociedad de la información, su trabajo presta especial atención al papel que en ella desempeñan la comunicación y los media.
La postmodernidad abre el camino, según Vattimo, a la tolerancia y la diversidad. Supone la superación de las lecturas lineales de la historia y de los grandes modelos ideológicos. Es el paso del pensamiento fuerte y totalizador, a un pensamiento débil, más flexible, plural y sensible a las diferencias.
Ya os contaré que tal resulta.