The Get Out Clause o ¿quién vigila a los vigilantes?
The Get Out Clause son un grupo novel inglés que querían filmar un vídeoclip para promocionar su primer sencillo, Paper. Sin presupuesto para contratar a productoras o equipos de filmación, decidieron emplear un recurso disponible y a mano: las cientos de cámaras de seguridad que llenan las calles de Manchester, su ciudad natal. Gracias a la Ley de Libertad de Información inglesa, que reconoce a cualquier ciudadano el derecho a obtener las grabaciones de estas cámaras si puede demostrar que aparece en la filmación, la banda se situó frente a ochenta cámaras distintas repartidas por toda la localidad, mientras interpretaban el tema.
Alrededor de 20 de las compañías propietarias de las cámaras cumplieron con su obligación legal y les entregaron el metraje que acabó dando forma al clip.
La historia de Get Out Clause es cierta sólo en parte -no todas las imágenes que aparecen en el vídeo proceden de cámaras de vigilancia, y algunas son simulaciones-, pero ha servido para recordar al público que aunque ya no les prestemos atención, esas cámaras están ahí.
En Gran Bretaña, el país orwelliano por excelencia, son ya más de trece millones, y en ciudades «hablan» a los ciudadanos, amonestándoles en directo si los controladores algunas contemplan a través de sus monitores algún acto no permitido.
En el siglo XXI una cámara está dejando de ser sólo una herramienta para contar historias y cada vez más es un instrumento de control.
Probablemente sin saberlo, The Get Out Clause estaban realizando un ejercicio de «cine de circuito cerrado», un movimiento que reúne a cineastas independientes y a artistas que, para de denunciar la creciente omnipresencia de las cámaras de vigilancia, las rescatan para volver a darles su uso original.
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Publicado por José Luís de Vicente en Think Tank. .