Nunca fue tan hermosa la basura
Parece que uno de los síntomas clásicos del síndrome postvacacional consiste en alimentar nuestra melancolía rememorando una y otra vez aquello con lo que hemos gozado durante las vacaciones. Tal vez por eso, en estos momentos no encuentro mejor manera de afrontar septiembre que hablaros de “Nunca fue tan hermosa la basura”, el libro de José Luis Pardo que me ha acompañado en mis días de sol y playa.
El libro es una recopilación de artículos, conferencias y ensayos en los que Pardo, armado de una agudeza y frescura poco comunes entre los de su gremio, reflexiona acerca del papel del arte y del pensamiento frente a la estetización radicalmente nihilista tan propia de nuestro tiempo. La suya es una apuesta por la experiencia del sentido del mundo. Por alcanzar el saber desde el sabor.
Así, por ejemplo, en “De donde son los cantantes”, Pardo toma como punto de partida el viejo son del Trio Matamoros para decirnos cosas como estas:
“Cuando decimos que las formas- las figuras, las imágenes- son las raíces del habitar, queremos decir que la raíz, siendo lo más profundo, lo que ata al viviente a la profundidad insondable de la tierra soberana, es también lo más superficial: como un sombrero, como una fachada, como una piel. Quizá tendríamos que afinar un poco más una de estas imágenes y decir que las formas son la fachada de la casa del ser: los ritmos, los tonos, acentos, timbres, sensaciones, gestos, posturas, figuras, imágenes, canciones y cantaletas son la cara externa de nuestra morada, la piel de nuestra casa (…)
Los ritmos vienen de la superficie. De las afueras. De las inmediaciones. Los cantantes son de donde son, de donde el son, no son del ser sino del son, de donde suena el ser. Todo eso que son es lo que constituye el sabor de las palabras, de lo que están hechas las palabras, las cosas mismas. La verdad y el significado de las palabras es lo que ellos son, realidad contante y sonante, de tomo y lomo. Figuras, imágenes, ritmos, trenzados. De la loma. De la piel de la tierra.”
Os dejo también el texto de la conferencia que da título al libro, pronunciada por Pardo en el ciclo Distorsiones Urbanas organizado por Basurama en 2006.