After Earth Decay: el dulce aroma del Apocalipsis
After Earth Decay es un mapa interactivo desarrollado a partir del API de Google Maps, que nos permite observar cómo será nuestro planeta dentro de 1000 años, cuando los humanos vivamos en algún lejano exoplaneta y apenas recordemos nuestro paso por la Tierra.
Sin más que deslizarnos por su timeline, podemos ver, por ejemplo, como la deriva continental irá aproximando Sudamérica al norte de África, hasta fundirse, en torno al año 3000, en un enorme desierto. Por aquellos días, más de la mitad de África estará sumergida bajo el mar y Europa y Norteamérica estarán cubiertas por grandes bosques.
Pero sin duda, la principal aportación de After Earth Decay es la posibilidad de observar, a través de su Modo Street, como serán en el futuro lugares como la Casa Blanca, la Torre Eifel o Shibuya Crossing. Sin ánimo de spoiler, os diré que tras un prolongado invierno (¿nuclear?) la playa de Copacabana lucirá una belleza extraña y desoladora y que el Kremlin, en una muestra de justicia poética Made in Hollywood, estará sepultado bajo una inmensa capa de hielo.
Aunque, AED ha sido creado para promocionar la última película de Will Smith, os recomiendo que aparquéis vuestros prejuicios y os regaléis unos minutos de placidez apocalíptica, recorriendo los rincones de este nuevo viejo mundo. Un planeta sin zombis, ni simios filonazis, pero jalonado, aquí y allá, por las deliciosas ruinas del capitalismo rampante.
Banda Sonora Recomendada: Robert Wilson + David Byrne. In the future.
Toro III
Toro III por Sam 3
vía Flores en el ático.
YouTube Trends Map o el espíritu de la Nouvelle Vague
YouTube acaba de lanzar YouTube Trends Map, una herramienta de análisis que permite visualizar los vídeos más vistos y compartidos en distintas regiones de Estados Unidos, a lo largo de las últimas 24 horas. La herramienta, que complementa a YouTube Dashboard, permite filtrar la información a partir del género y edad de los usuarios, así como en función de si los vídeos han sido vistos o compartidos.
Un simple vistazo a YouTube Trends Map pone de manifiesto algunas cuestiones, no por previsibles, menos interesantes:
- Muy pocos vídeos acaparan el mayor número de visitas e intercambios. YouTube, como cualquier otra red compleja, posee una estructura asimétrica y muy jerarquizada, con una inmensa mayoría de nodos (en este caso, vídeos) sin apenas conexiones, en contraste con unos pocos nodos hiperconectados.
- Los vídeos más populares se repiten, sin que existan apenas diferencias en función del género, edad o ubicación de los usuarios. El carácter centralizado de YouTube lo convierten en una red muy homogénea y bastante aburrida. Sólo durante los fines de semana se observa un poco más de diversidad.
- En general, los vídeos más populares son horribles.
Imagino que poder comprobar visualmente que YouTube es una red bastante monótona, utilizada esencialmente para ver vídeos de gatos, accidentes y frikadas, hará las delicias de Morozov, Keen y tantos supuestos ciberrealistas que, como ellos, llevan años clamando acerca de la banalidad de la Red. Sin embargo, tal vez las cosas sean un poco más complejas. O, en realidad, tal vez sean mucho más simples.
Trataré de explicarme. Hace unos meses, Natalia Liquiñano abría un espléndido trabajo universitario acerca de YouTube, con la siguiente cita de Truffaut:
La película del mañana la intuyo más personal incluso que una novela autobiográfica. Como una confesión o como un diario íntimo. Los jóvenes cineastas se expresarán en primera persona y nos contarán cuanto les ha pasado: podrá ser la historia de su primer amor o del más reciente, su toma de postura política, una crónica de viaje, una enfermedad, un servicio militar, su boda, las pasadas vacaciones, y eso gustará porque será algo verdadero y nuevo… La película del mañana será un acto de amor.
François Truffaut. ‘Arts’, número 169, mayo 1957
Como señalaba Natalia en su trabajo, YouTube es, sin lugar a dudas, el reflejo más preciso de ese cine del futuro. Un cine primario y torpe, pero cargado de verdad. Un cine que no precisa casi nada. Que no es casi nada. Un cine radicalmente banal, como un acto de amor.
Toque a Bankia
El día 9 de mayo tendrá lugar Toque a Bankia, una iniciativa que trata de mostrar el hartazgo ciudadano con las políticas de Bankia, a través del bloqueo de la actividad en sus sucursales.
Además de su interés desde el punto de vista político, esta acción plantea cuestiones muy interesantes en relación al papel de la tecnología en el activismo social. De hecho, tanto el diseño de la acción, basada en multitud de pequeñas iniciativas coordinadas de manera distribuida, como el de las herramientas utilizadas para su difusión, se han desarrollado a través de procesos abiertos y colaborativos.
Más allá de aspectos instrumentales, las tecnologías digitales son parte esencial de Toque a Bankia. Así, por ejemplo, el registro de las personas interesadas en participar en la acción, se realiza a través de toqueabankia.net, donde mediante un mapa interactivo, pueden seleccionar la sucursal sobre la que quieren actuar. Una vez registrada, cada persona es redirigida al foro asignado a esa sucursal, donde podrá coordinar, junto al resto de personas que han seleccionado la misma oficina, cuestiones como los horarios en los que actuar o el tipo de acciones a realizar.
Una de las herramientas más interesantes es Toqueame, una app para Android, que ofrece la dirección de todas las sucursales de Bankia y sus teléfonos de atención al cliente. Esta app, cuyo código fuente es libre, es una buena muestra de como apps destinadas a la movilización social y el activismo ciudadano, comienzan a filtrase en entornos tan cerrados y tradicionalmente orientados hacía el consumo como los grandes mercados de aplicaciones.
Como se indica en la web de Toque a Bankia, las claves de esta acción son el «cansinismo», la creatividad y el camuflaje. Culture Jamming en estado puro… Algunas de las actividades propuestas son: solicitar información exhaustiva sobre los diferentes productos financieros, cambiar billetes en monedas y contarlas una a una, fingir accidentes o desmayos, celebrar fiestas… Los únicos límites son la creatividad y el carácter pacífico, ya que para favorecer la participación de todo tipo de personas, la iniciativa se basará en acciones de riesgo cero, evitando, en lo posible, identificaciones, detenciones o multas.
Actualización: Toque a Bankia se desarrolló de manera pacífica y multitudinaria. Como resultado de la acción se cerraron 27 sucursales de Bankia.
Small Data, soporte de empoderamiento colectivo
La semana pasada -en plena Big Data Week-, Rufus Pollock, fundador y co-director de la Fundación Open Knowledge, publicó Forget Big Data, Small Data is the Real Revolution, el primero de una serie de post dedicados al Small Data. El texto, que también fue publicado en The Guardian Datablog, advertía acerca de cómo el creciente interés generado alrededor del concepto de Big Data no debería hacernos perder el foco respecto a la importancia del Small Data, pequeños datasets que pueden ser almacenados y procesados a través de un simple ordenador personal.
Hablar a estas alturas del valor del Big Data –entendido como los grandes conjuntos de datos, en general poco o nada estructurados, que por su volumen, velocidad de transformación y variabilidad no pueden ser gestionados mediante herramientas convencionales- es casi un lugar común. Empresas como Google, Oracle o IBM llevan ya bastante tiempo tratando de jerarquizar estos grandes conjuntos de datos, separando la información relevante de la que no lo es, y favoreciendo su interpretación y puesta en valor.
Sin embargo, tal vez la verdadera revolución en torno a la gestión de información no resida tanto en el Big Data como en el potencial que ofrece la democratización masiva de los medios de acceso, almacenamiento y procesamiento de pequeños conjuntos de datos. Un área en la que los avances tecnológicos tienen implicaciones mucho mayores que en el terreno de los «grandes datos”, y en la que, frente a las estructuras fuertemente centralizadas que caracterizan al Big Data, se favorecen modelos de gestión colaborativos y distribuidos.
Al margen del tamaño y de la naturaleza estructurada o no de los datos, Big Data y Small Data plantean dos modos de relacionarnos con la información muy diferentes. Trataré de explicarlo mediante un par de ejemplos. Uno de los casos más comentados acerca de la capacidad del Big Data para poner en valor la información, es el análisis de datos dirigido por Nate Silver durante la campaña Obama 2012. A través del cruce de grandes volúmenes de información procedente de fuentes muy heterogéneas (desde datos públicos y datos de consumo, a conversaciones en redes sociales) Silver y su equipo fueron capaces de segmentar su target de manera muy precisa y, de este modo, adecuar los mensajes del candidato a las necesidades y expectativas de los electores.
Frente a este modelo, desde hace ya algún tiempo, vienen desarrollándose propuestas de visibilización y mapeo de iniciativas ciudadanas, que partiendo de un registro de información hiperlocal, favorecen la creación de comunidades dotadas de identidad e intereses comunes. Una de las últimas que ha llegado hasta mi, es Mappe, una propuesta surgida en Madrid a partir de La Mesa Ciudadana de Proyectos de Gestión de lo Público, que plantea georeferenciar de manera abierta y adaptativa pequeñas iniciativas sociales que actúan como nodos de una estructura resilente y distribuida.
Es evidente que ambos modelos no son excluyentes. De hecho, comienza a hablarse del Small Data como la última fase de los procesos de Big Data, el tramo en el que la gestión de los grandes volúmenes de datos se traduce en aplicaciones concretas, generalmente asociadas al consumo. Sin embargo, junto a este enfoque, también es posible entender el Small Data como un instrumento de visibilización y empoderamiento colectivo, dotado de objetivos, intereses y estructuras de valor propios.
Si te interesa el tema, puedes seguir el blog de la Open Knowledge Foundation, o unirte al debate a través de #SmallData en Twitter.
Manifiesto Crowd: la empresa y la inteligencia de las multitudes
Manifiesto Crowd, la empresa y la inteligencia de las multitudes es un libro, acompañado de un un manifiesto de 66 puntos, en el que Juan Freire y Antoni Gutiérrez-Rubí, analizan algunas de las claves que definen a organizaciones y empresas en un entorno caracterizado por la inteligencia colectiva y la economía en Red.
En Manifiesto Crowd se analiza cómo la consolidación en los últimos años de tecnologías que favorecen estructuras más abiertas y distribuidas, hace imprescindible que organizaciones y empresas establezcan una comunicación más permeable y abierta con la sociedad. Una conversación que ya no puede limitarse a ser un mero instrumento de marketing, y que debe ser entendida como una auténtica fuente de valor.
En este sentido, Manifesto Crowd retoma la línea iniciada por el Cluetrain Manifesto, con el que además de formato, comparte bastantes cuestiones de fondo. De hecho, Manifiesto Crowd actualiza muchos de los principios que, hace más de diez años, se exponían en aquel texto fundacional.
Del mismo modo que el Cluetrain Manifesto evidenciaba el agotamiento de los esquemas de comunicación unilaterales que hasta entonces habían caracterizado la Web y los mass media, el Manifiesto Crowd plantea ahora la necesidad de una nueva forma de relación entre los actores que intervienen en los procesos de creación de valor en nuestras organizaciones. Fiel a este espíritu, el proyecto, abierto y en evolución, permite la incorporación de nuevas ideas a través de Twitter (hashtag #mc) y de Facebook.
Manifiesto Crowd se presenta en Madrid el 23 de abril, en el espacio Utopic_US. El texto está disponible bajo una licencia Creative Commons y puede descargarse gratuitamente en iTunes, *.mobi (Kindle), Kobo y PDF.
COLORS: Going to the market
El último número de la revista COLORS está dedicado a los mercados, entendidos como espacios dedicados al intercambio de bienes y servicios, y como conjunto de actividades realizadas por los agentes económicos. En ambas acepciones, los mercados -por su dinamismo, su imparable voluntad de crecimiento y su permanente insatisfacción- son una de las construcciones sociales que mejor definen nuestro tiempo.
Marx lo explicaba así:
Una revolución continua en la producción, una incesante conmoción de todas las condiciones sociales, una inquietud y un movimiento constantes distinguen la época burguesa de todas las anteriores.
Hoy, a través de los mercados, esta concepción de la sociedad como perpetuum mobile se ha filtrado en cada rincón de nuestra experiencia. Desde las implicaciones más obvias en la economía o en la cultura, hasta las relaciones sociales, los mercados se han convertido en el centro motor de nuestra época. Como ellos, aspiramos al crecimiento infinito, sin reparar demasiado en como, cuanto más crece y evoluciona un mercado, más fácil resulta perderse en él y más inestable se vuelve la red de intereses sobre la que se sustenta.
A través de este número de COLORS podemos recorrer algunos de estos nuevos templos del consumo. Desde el mercado de fetiches de Akodessewa, repleto de cabezas de animales momificadas, utilizadas en rituales vudú, a las carreras a la puerta de los WalMart que cada Black Friday dejan una larga lista de contusionados, pasando por el mercado matrimonial en la Plaza del Pueblo de Shanghai, que reúne los fines de semana a cientos de esforzados padres que tratan de encontrar marido para sus hijas, o las oficinas de Merrill Lynch en Londres, desde las que mediante algoritmos se genera alrededor del 70% del movimiento bursátil en EE.UU.
Por cierto, ya está abierto el plazo para enviar colaboraciones al COLORS Lab para el próximo número de la revista. Se titulará MAKING THE NEWS, y tratará acerca de la evolución del periodismo, ahora que tantos lloran su enésima defunción.
Cerdos devorando la Península Ibérica
Cerdos devorando la península ibérica. Santiago Sierra
Vía Contraindicaciones.
CamOver 2013: Destroy CCTV!
CamOver es un juego en equipo que tiene por objetivo destruir el mayor número posible de cámaras de videogilancia (CCTV). El juego, que se está desarrollando estos días en las calles de Berlín, se plantea como una forma de protesta frente al incremento de la videovigilancia y su utilización como instrumento de control social.
Las normas de CamOver están publicadas en su web en distintos idiomas. La versión española, dice así:
La idea del juego es destruir cuantas más cámaras de CCTV (Circuito Cerrado de Televisión) sea posible. Para ello, hemos decidido anunciar un concurso. Para unirte, necesitas formar un grupo autónomo con un nombre que empiece por Célula…, Comando…, Brigada…, etc. y termine con el nombre de un personaje histórico molón. El único requisito adicional es que tengas cuidado con la seguridad en internet.
Ahora, solo tienes que hacer la acción como siempre, pero también tienes que documentarla publicando, al menos, una crónica en Indymedia. Si tienes fotos, vídeos u otra prueba de la destrucción de las cámaras, te llevas puntos extra. CAMOVER.blogsport.de te dará la atención que tu acción merece.
El juego CAMOVER finaliza el 19 de febrero de 2013 – el día que se celebra el Congreso Policial Europeo en Berlín. Quien gane podrá caminar en primera linea de la manifestación en Berlín contra la policía del 16 de febrero y agacharse para que no le den las cámaras voladoras…
En su web, se explican las razones que mueven a CamOver (la primera de las cuales es «Trust your instincts») y se ofrece abundante información acerca de los diferentes tipos de cámaras y las distintas formas de atacarlas. No obstante, no sería raro que cuando leas este post, el link esté cerrado y la iniciativa se haya trasladado a una nueva dirección.
Puedes leer más sobre CamOver en The Guardian, aunque antes que ellos, lo contaron en Destapa el Control.
Ciberactivismo: las nuevas revoluciones de las multitudes conectadas
Ciberactivismo, el libro de Yolanda Quintana y Mario Tascón, analiza como las tecnologías de la información están dando lugar a una nueva forma de activismo social, más abierto y descentralizado, que hace suyas muchas de las características de la comunicación digital.
De hecho, desde mucho antes de que naciera la Web, la cultura digital ha estado caracterizada por su tendencia hacia la apertura y la transparencia. Ya en Memex, en el Xanadu de Nelson o en los primeros pasos de ARPANET, residía la intención de crear plataformas de conocimiento abiertas y colaborativas. Los investigadores que dieron origen a estas redes de información, que se referían a sí mismos como hackers, son los responsables de que la evolución de la comunicación digital se haya desarrollado a través de redes distribuidas, abiertas, horizontales y flexibles.
Hoy, los principios de la ética hacker, han extendiendo su influencia desde la tecnología, al resto de nuestras prácticas sociales. Actualmente, la búsqueda de estructuras descentralizadas, el DIY, o el cuestionamiento radical de la autoridad, están presentes en nuestra forma de entender la cultura, el consumo, la economía, la política, el acceso a la información, la educación y por supuesto el activismo social. Como señala el Cluetrain Manifesto: “Los hiper-enlaces socavan las jerarquías”.
La transformación del modelo es irreversible. Desde hace ya bastante tiempo, las estructuras basadas en la lógica industrial están fallando. Medios de comunicación, administraciones públicas, universidades, empresas, partidos políticos, sindicatos… parecen haber alcanzado un punto de no retorno. El discurso unidireccional, de uno hacía muchos, ya no funciona y sabemos que nunca volverá a hacerlo.
En este contexto, el ciberactivismo implica un posicionamiento activo, que anticipa muchas de las claves necesarias para la adaptación a esta nueva lógica digital. Una lógica basada en la integridad, la participación y la transparencia.