Malevitch no está muerto, vive en Barcelona
© Nicolas Malevitch
Imaginemos que Malevitch tuviera hoy 36 años, viviera en Barcelona y se encontrara a las puertas del suprematismo. ¿Cómo lo abordaría? ¿Dónde y cómo situaría sus intervenciones?…
A partir de esta idea Michel Goday desarrolla Remember Kasimir, un proyecto que mediante acciones de guerrilla, instalaciones y una buena dosis de storytelling, nos ayuda a reinterpretar el pensamiento y la obra de Malevitch, el más radical de los artistas rusos.
Muchos años después de su muerte, Malevitch continua siendo incómodo. Como en la Rusia de los años 30, sus planteamientos chocan contra una estética dominada por la vanalidad y la propaganda. A decir verdad, no auguro nada bueno para este Malevitch barcelonés, que más pronto que tarde se verá relegado a la soledad y puede que hasta a la cola del INEM.